Pero el verdadero sentido de la Navidad reside en reconocer que es un momento oportuno para cambiar cosas que veamos que no van, agradecer a Dios todo lo bueno que nos pasó, sobre todo el don de la vida, mirar con una óptica esperanzadora todo el camino que nos falta por recorrer, acercarnos a nuestros seres queridos, convertirnos en personas más humanas y sensibles por nuestro entorno y lo que nos rodea.
La Navidad o la Natividad, es una oportunidad y disculpa perfecta para reflexionar, hacer planes, reforzar nuestras convicciones, corregir aquellas pequeñas cosas que se puedan mejorar, ser mejores personas y seres humanos. Nada mejor que hacerlo en esta época navideña y rodeados de las personas que más queremos, aquellas que nos acompañan y transitan al lado de nosotros, y con quienes existen fuertes vínculos emocionales y de afecto.
Los regalos y las fiestas deben pasar a un segundo plano en la Navidad, lo importante es el compartir el sentido navideño en familia y con los amigos, vecinos y conocidos, compañeros de colegio y de trabajo, gente del país y de la localidad.
Por ello, resulta tan majestuoso observar cómo las calles de los barrios y de los centros de las ciudades se ponen su mejor vestido y emiten su mejor imagen en esta época del año. Para invitar a todos los pobladores y residentes a que salgan a las calles, celebren en comunión con otras personas la felicidad de estos días y a pesar de que no se conozcan, los une un mismo sentimiento y costumbres paralelas.
Por ello la Navidad es sinónimo de vida y presencia de múltiples emociones, recuerdos agradables sobre el pasado, muchas anécdotas que contar, algún contratiempo molesto que hoy se convierte en algo porqué reírnos y disfrutar. Es tal vez el momento más oportuno para hacer la paz y reconciliación entre las personas, debido a que todos sin excepción se encuentran más sensibles y dispuestos a compartir, negociar, dar y recibir.
La Navidad nos gusta y si se decora con luces y la noche se prende en una fiesta sin fin, con mayor razón. Si se trata de ser felices y dejar la amargura en el pasado, si somos capaces de pensar en el vecino y aflorar la empatía por los demás, entonces la Navidad habrá logrado uno de los más grandes propósitos con que fue concebida.
En la Navidad todos somos hermanos de corazón, y como tal debemos comportarnos, para dar y recibir vida, plenitud y esperanza. Si puedes donar cosas materiales, será bienvenido, pero en el fondo lo único que se te exige en la Navidad es que dones Amor y Esperanza, una sonrisa de alegría y mucho optimismo, un abrazo caluroso y mucha comprensión.
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